El fin de un oficio es un proceso muy largo y doloroso, aunque no siempre definitivo. Los avances tecnológicos hacen que determinados puestos de trabajo queden obsoletos y acaben desapareciendo con el tiempo.Otros permanecen como una actividad residual, tal como ha ocurrido con los afiladores, curtidores o herreros, oficios artesanales que permanecen casi por cuestiones nostálgicas vinculadas con el turismo.
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